Política
Daniel Enz: «Un ensobrado en la defensa de las mafias»
Las recientes denuncias sobre corrupción en Entre Ríos han activado a uno de los principales operadores mediáticos del establishment provincial: Daniel Enz.
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Este periodista santafesino, que desde hace 30 años maneja la pauta oficial como un feudo personal, vuelve a aparecer en escena para blindar a los mismos sectores a los que alguna vez denunció, pero que hoy parecen haber encontrado el camino para “alinearlo” a sus intereses.
Enz no es un improvisado en estas lides. Dueño de un historial de acomodos y favores cruzados, compró una radio con los recursos generados por su estrecha relación con el poder de turno. Su segunda esposa, en tanto, es una eterna monotributista del Estado, beneficiaria de un sistema que permite a ciertos privilegiados vivir del erario público sin sobresaltos.
No es la primera vez que su nombre aparece vinculado a hechos escandalosos. Fue denunciado por contratos truchos en la Legislatura, una de las tantas maniobras de desvío de fondos que suelen quedar en la nada cuando involucran a los amigos del poder. También jugó un papel clave en la operación mediática para limpiar la imagen de su exsocio, el pedófilo Wolf Furlong, demostrando que su pluma tiene un precio y que su supuesto compromiso con la verdad es, en realidad, una mercancía sujeta a negociación.
El oportunismo de Enz queda nuevamente en evidencia con su repentino giro respecto al Tribunal de Cuentas. Años atrás, lo denunciaba como parte de un sistema corrupto; hoy, en un insólito cambio de postura, lo pone como ejemplo de transparencia. ¿Qué cambió? La respuesta es obvia: llegó el sobre a tiempo.
Daniel Enz representa lo peor del periodismo mercenario: aquel que se presenta como independiente mientras es funcional a las mafias que han saqueado Entre Ríos. Su historial de servilismo y doble discurso no es nuevo, pero su descaro sigue sorprendiendo.