Joven china encontró al hincha que la defendió en la Copa América: es santafesino y se juntarán

“China que busca al hincha argentino”, decía el asunto del correo electrónico que cambió todo. Al abrirlo, otra frase sorprendía: “Soy el papá del chico de la nota. Te dejo mi número”. Ese mensaje fue el punto final —o quizás un nuevo comienzo— del emotivo relato que unió a dos desconocidos en una final de fútbol. Días antes, se conoció la historia de Ailing Hou, una joven de Beijing que regresó por segunda vez a la Argentina con la esperanza de encontrar a su héroe anónimo.
Fanática de Messi, Maradona y la Scaloneta, Ailing se enamoró de la camiseta albiceleste durante el Mundial de Sudáfrica 2010. En julio de 2024 viajó a Miami con una amiga para presenciar la final de la Copa América entre Argentina y Colombia. Fueron solo cuatro días, ida y vuelta desde China, durante sus vacaciones del trabajo como docente de inglés.
“Sentí mucho miedo en ese partido y casi nos vamos en el primer tiempo, porque fuimos agredidas por un grupo de hinchas colombianos. A mí me insultaron, se burlaron, nos hacían gestos groseros y otros en los que se estiraban sus ojos… Lo que querían eran sacarnos nuestros asientos, que habíamos comprado desde China”, relató la joven de 24 años.
El caos en el estadio y la aparición del héroe
La final del 14 de julio se retrasó más de una hora debido al descontrol en los accesos del estadio Hard Rock, donde miles ingresaron sin entrada. En ese clima, Ailing y su amiga fueron acosadas por un grupo de hinchas colombianos. “Un grupo de hombres y mujeres jóvenes, con las camisetas colombianas, nos volvieron locas con actitudes hostiles. Pretendían que nosotras nos cansáramos y nos fuéramos para quedarse con nuestros asientos. Estaban con bebidas, probablemente borrachos”, contó.
La joven definió los gestos como «racistas». Y fue entonces cuando apareció él: un joven argentino que se plantó frente a los agresores y los enfrentó. “Fue muy valiente su actitud y cómo se atrevió a intervenir para proteger a dos personas que ni conocía. El chico primero les gritó y después, en un tono más amistoso, logró que se fueran con la ayuda de gente de seguridad que él fue a buscar. Él estaba ubicado cerca de nosotras y se quedó allí todo el tiempo. Su gesto fue hermoso y nos ayudó a ver el partido tranquilas”, expresó Ailing, siempre en inglés.
Desde que llegó a Buenos Aires hace más de dos semanas, Ailing intentó dar con él. Fue a distintas canchas, repartió cartas con una foto suya, pidió ayuda a periodistas deportivos, y hasta visitó la sede de la AFA. Nadie pudo ayudarla… hasta que apareció el correo electrónico que lo cambió todo.
El nombre detrás del gesto
A dos días de una publicación de Clarín, llegó el mensaje firmado por Patricio Villalón. “Soy el papá del chico de la nota. Mi hijo se llama Antonio, llamalo”. Antonio tiene 17 años, vive en Santo Tomé, Santa Fe, cursa el último año del secundario en el Sara Faisal y planea estudiar Administración de Empresas en la Universidad de San Andrés.
“A través de un conocido me llega una nota de un medio mendocino y este conocido me dice: ‘¿no sos vos?’. Ahí fue que me manda la nota que levantó esta página y empecé a leer la historia. Apenas vi la foto, supe quién era pero no sabía su nombre. Recuerdo todo lo que pasó en la cancha, allá en Miami, claro, tengo todo muy fresco”, cuenta Antonio desde su casa.
Todo fue tan rápido que Antonio no dudó en escribirle por Instagram. “Cuando la conocí en la final de la Copa América no hablé una palabra, porque no sabía nada de inglés y ella tampoco nada en español. Pero yo en el verano estudié inglés en Nueva York durante varios meses y hoy tengo conocimiento. Así que estuvimos chateando y estaba realmente contenta, no podía creer que nos hayamos encontrado”.
La propuesta que dejó sin palabras a Antonio
Ailing no sólo le agradeció. También lo invitó a ver el último partido de la Selección por Eliminatorias, contra Venezuela, en septiembre. Y fue más allá: “me dijo que le gustaría invitarme a China, lo que me dejó helado”, contó entre risas, algo tímido.
El encuentro presencial deberá esperar algunas semanas, ya que Antonio volvió al colegio. Pero no descartan una escapada. “Me contó que quería agradecerme personalmente todo lo que yo había hecho por ella, que se sentía un poco frustrada por no ser lo suficientemente demostrativa y que por eso tuvo la necesidad de hacer esa búsqueda”, relata.
Lo que más lo impactó fue enterarse del primer viaje que ella hizo en marzo, cuando fue a ver Argentina-Brasil en la cancha de River creyendo que podría encontrarlo. “Cuando me comentó de este segundo viaje, yo no lo podía creer, me dejó impresionado todo lo que ella hizo”.
Un vínculo nacido desde el agradecimiento
Antonio cree que Ailing no busca una historia de amor, sino algo más profundo. “Ella claramente pertenece a otra cultura, no flashea con alguna historia de amor, me parece que va por otro lado. Si fuese latina diría otra cosa, pero acá su necesidad pasaba por agradecerme. Hasta se disculpó varias veces por la movida mediática que hizo pensando en que quizás yo podía estar en pareja. Le dije que no lo estaba, que no se preocupe”, afirma el hincha de Colón, que reconoce que “Ailing es muy linda”.
Sobre aquella noche en Miami, recuerda: “En un principio actué de manera espontánea, sin pensar demasiado en las consecuencias que me podía traer. Yo estaba con mi mamá, pero mi papá se encontraba en otro sector. Creo que papá no me hubiera dejado intervenir, o lo hubiera hecho él. Cuando se lo comenté me dijo que estuve bien, aunque me remarcó que tengo que tener cuidado y no hacerme el héroe”.
El caos fue total. “Se colaron cientos de personas y en el sector de plateas donde estábamos nosotros se pudrió… Yo estaba con mi vieja y un par de asientos al costado estaba Ailing con su amiga. Las vimos angustiadas porque dos parejas de colombianos las boludeaban, les hacían burlas pesadas y las insultaban. Estaban un poco pasados de bebidas… Cuando vi a la amiga llorando, ahí me metí”, narra.
La madre, entre el orgullo y el temor
Antonio trató de disuadir a los agresores, pero no fue suficiente. “Nos empezamos a decir cosas, cada vez más fuertes, a los gritos, hasta que en un momento me fui a buscar a un agente de seguridad. Al toque encontré uno, luego vino otro, y los terminaron sacando de la cancha, porque no tenían la entrada. Te imaginarás las caras de los tipos, me querían matar, me dijeron de todo”, recuerda.
Su mamá, Andrea, se suma a la charla final. “No se puede creer todo lo que pasó, es un cuento… Pensar que la chica desde hace un año que está pensando en cómo encontrar a Antonio y para nosotros, después de lo sucedido, nunca más, quedó en una anécdota…”, dice.
Ailing lo invitó a China y Andrea no oculta cierta inquietud: “Te confieso que un poco de miedo me da, además es menor de edad, pero bueno, vamos a ver. Por mi hijo me gustaría que tuviera esa experiencia, China debe ser un país muy interesante y la chica tuvo una iniciativa para destacar”.