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El 27,4% de los trabajadores es pobre y los informales son mayoría, según la UCA

El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló el agravamiento de la situación de aquellas personas que pudieron conservar su trabajo formal o informal durante 2020.

Las condiciones de vida de los trabajadores urbanos de la Argentina tuvieron en 2020 un marcado deterioro y una caída de sus ingresos en términos reales, al punto que el 27,4% del total estuvo debajo de la línea de pobreza y, por primera vez, más de la mitad se desempeñó en la informalidad.

El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló el agravamiento de la situación de aquellas personas que pudieron conservar su trabajo (formal o informal) durante 2020, año en el que la situación laboral fue directamente afectada por la irrupción de la pandemia de coronavirus y las restricciones a la actividad económica y la movilidad social por la implementación del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO).

En el análisis presentado este jueves, se destacó que si bien la tasa de desempleo subió al 13,9%, hubo un nivel mucho mayor, del 28,5%, disimulado por el denominado «efecto desaliento», ya que muchas personas desocupadas no están en la búsqueda de un trabajo, por diferentes razones, y las estadísticas oficiales no las computan.

El análisis realizado por Eduardo Donza y Santiago Poy y coordinador por Agustín Salvia mostró una significativa suba de los niveles de pobreza medido exclusivamente entre las personas con trabajo, que del 15,5% en 2017 trepó al 27,4% en 2020, con una suba de 11,9 puntos porcentuales.

Asimismo, al considerar la pobreza extrema -concepto equivalente al de la indigencia medido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)- en el mismo lapso el porcentaje se elevó 2,5 puntos, de 1,9% a 4,4%.

El estudio de la UCA precisó que «el incremento de la pobreza fue significativamente más intenso entre los/as trabajadores/as que viven en hogares del estrato trabajador integrado y del estrato marginal, que residen en el Conurbano Bonaerense, entre las mujeres y entre trabajadores/as en edades centrales (35-59 años)».

Al tratarse de un abordaje multidisciplinario y no ceñirse exclusivamente a la cuestión de los ingresos, el informe revela también el deterioro en las condiciones de trabajo, la asistencia social y el impacto psicológico de la crisis.

Al respecto, los autores destacaron que «el malestar psicológico, el afrontamiento negativo, el sentirse poco o nada feliz y la creencia de control externo son marcadamente más elevadas en el grupo de trabajadores que poseían empleo en 2019 y no lo poseen en el escenario de la emergencia económico- sanitaria y en las personas que en ambos momentos se encontraban desocupadas o inactivas».

Entre los principales aspectos señalados en «Efectos de la pandemia COVID-19 sobre la dinámica del trabajo en la Argentina urbana» se destacan:

Entre 2017 y 2020 el porcentaje de trabajadores pobres pasó de 15,5% a 27,4% (11,9 pp.) y de 1,9% a 4,4% (2,5 pp.) al considerar un umbral de pobreza extrema, en tanto las transferencias por programas sociales en la reducción de la pobreza pasó del 1,2% en 2019 al 7,7% en 2020.

La propensión de las personas de 18 años o más a participar del mercado de trabajo bajó del 64,8% en 2019 al 63,1% en 2020, en tanto la tasa de empleo disminuyó en el mismo lapso del 57,9% al 54,1%.

De no haberse dado el denominado «efecto desaliento», la desocupación no hubiera sido del 13,9% sino del 28,5%.

Solamente el 43,7% de la PEA (Población Económicamente Activa) accedió a un empleo «de plenos derechos», según la UCA.

El 13,9% era abiertamente desocupado, el 14,5% subocupado inestable y el 27,9% con un empleo regular pero precario.

Los trabajadores que se desempeñan en la microinformalidad alcanzaron al 51,1% del total y por primera vez fueron la mayoría del mercado laboral.

Los trabajadores del sector público representaron el 15,2% y quienes se desenvolvieron en el sector privado formal el 33,7%.

Además de ser la mayoría, el ingreso de los trabajadores informales fue un 35,4% menor al promedio general.

El 46,4% de los ocupados no tuvo aportes al Sistema de Seguridad Social (al 27,6% no les depositan los aportes correspondientes y el 70,4% de los cuentapropistas no los realiza), en tanto el 32,4% de los trabajadores no contaba en 2020 con la cobertura de una obra social, mutual o prepaga.

La incidencia del trabajo doméstico no remunerado pasó del 56,5% del total en 2010 al 65,8% en 2020. El 89,6% de las mujeres mayores de 18 años realizó en 2020 un trabajo doméstico intensivo no remunerado, porcentaje que entre los hombres fue del 38,9%, de acuerdo con el informe de la UCA.

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